Hace poco avanzaba que el
Ayuntamiento se preparaba para un volumen de obras municipales desconocido en las últimas décadas. La crisis económica ha ralentizado la obra privada y la única oportunidad para este sector es la obra pública, que desde las
administraciones local, nacional o regional están apuntalando el empleo y las pequeñas y medianas empresas.
Villacarrillo está sufriendo
transformaciones importantes en su fisonomía y en el post anterior he publicado algunas fotografías de las 17 obras que el
Ayuntamiento está acometiendo
simultáneamente, a la espera del comienzo inminente de otras dos de gran volumen, la ampliación de la residencia de ancianos, y el nuevo centro comarcal del Servicio Andaluz de Empleo.
El esfuerzo es enorme, tanto económico, como en medios humanos y técnicos. Pero la situación también es de emergencia. Y prueba del interés del asunto es la gran cantidad de mensajes de opinión que ha suscitado.
Surge la pregunta de si es dinero bien empleado. Es evidente que el
Ayuntamiento de
Villacarrillo no va a ser tan torpe de no cogerlo, y una vez asegurado, buscarle un destino, que se determinó, con buen criterio, repartir entre el máximo de proyectos.
Algunos piensan que se debía haber empleado de otra forma para
dinamizar la economía. No es
incompatible, pues las líneas de ayudas que el gobierno dedica a ellas tiene dotaciones económicas
importantes, aunque siempre será necesario más. Se podrá decir que hay otros destinos mejores, aunque hasta ahora la oposición no ha bajado a especificar cuales son, fuera de recetas generales de reducción de impuestos y
cotizaciones, lo que equivale a dejar que el mercado se recupere y
autoregule solo, lo que
precisamente ha sido una de las causas de la crisis. Y a estas alturas se puede decir que la influencia de estos fondos municipales sobre el empleo y la economía es real y tangible. En
Villacarrillo algunas empresas están salvando el bache gracias a ellos. Y para los que se preguntan qué va a ocurrir cuando estén acabados, pues primero que hay que conseguir que
trabajadores y empresas sobrevivan hoy, y parece ser que el Estado prepara otro proyecto similar.
El
Ayuntamiento también usa fondos propios para
infraestructuras y empleo, pues no puede ser ajeno a la creciente demanda que a diario se produce por parte de ciudadanos de
Villacarrillo en situación precaria. La tensión que produce en la economía municipal es importante, pero al Ayuntamiento no puede mirar para otro lado.
Por último un efecto colateral de las obras: las molestias. Todos tenemos claro que para mejorar calles o
infraestructuras tendremos molestias de cortes de tráfico, ruidos, acceso a viviendas, escombros y otros. Pero no todos lo aceptamos de buen grado. Hay que tener en cuenta que algunos de los
trabajadores no están
especializados y pueden dilatar la ejecución y que no hay otra forma de llevarlas a cabo. Todos hemos sufrido en nuestra propia casa cuando hemos tenido alguna obra en la vivienda.
Quien nada hace no provoca molestias, pero ni mejora su pueblo, ni da empleo, ni favorece a las empresas y la economía.