Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
La muerte le llegó sin aviso, sin piedad, sin misericordia. Coincidí con José Ángel en casi todas de las muchas pasiones que lo movieron a lo largo de su vida, fuera de la más grande, que fue su familia. En un primer momento mi profesor en el instituto de Villacarrillo, donde luego seriamos compañeros; en la Cruz Roja, de la que fue presidente local durante muchos años, colaborando en los repartos anuales de alimentos; en el Partido Socialista, ideas que defendió con convicción, siendo el militante al que acudíamos en busca de sosiego en las refriegas internas, ocupó cargos en el partido y fue teniente de alcalde en el Ayuntamiento, donde forjó grandes amistades en periodos difíciles; como presidente de la Agrupación Musical Cristóbal Marín, cuando como concejal de cultura me tocó colaborar con la misma; al igual que como componente destacado de la Asociación de Amigos de la Historia de Villacarrillo en el mismo sentido. También tuvo una participación activa y destacada en la Cofradía del Caído. Y por último como buen amigo de mi familia, a la que siempre distinguió con su trato.
Aun con el recuerdo dulce, casi ninguna de estas actividades fue un camino de rosas, pues como en todas las facetas de la vida humana estuvo presente el conflicto y el desánimo, del que más de una vez fui testigo. Pero mantuvo la dignidad y la coherencia, y vivió intensamente cada uno de sus días.
Muchas cosas hizo en la vida, pero yo le considero una como especial: siendo concejal del Ayuntamiento tuvo el enorme acierto de adquirir para el pueblo de Villacarrillo, la que llamaban casa de los gordos, hoy Biblioteca Municipal, y buque insignia de la cultura en Villacarrillo. Aquello le supuso ser vilipendiado políticamente en una injustísima campaña de desprestigio que le hizo pasar algunos de los peores momentos de su vida. El tiempo ha puesto las cosas en su sitio y su legado le pervive.
La enfermedad y la muerte le robó por unos días una esperada jubilación, y descubro un pequeño secreto: tan orgulloso estaba de la biblioteca, que para esa jubilación teníamos hablado su participación como voluntario diario con responsabilidades en la misma.
Como decía Machado, fue en el buen sentido de la palabra "bueno". La despedida con los mismos versos de la Elegía de Miguel Hernández:
Aun con el recuerdo dulce, casi ninguna de estas actividades fue un camino de rosas, pues como en todas las facetas de la vida humana estuvo presente el conflicto y el desánimo, del que más de una vez fui testigo. Pero mantuvo la dignidad y la coherencia, y vivió intensamente cada uno de sus días.
Muchas cosas hizo en la vida, pero yo le considero una como especial: siendo concejal del Ayuntamiento tuvo el enorme acierto de adquirir para el pueblo de Villacarrillo, la que llamaban casa de los gordos, hoy Biblioteca Municipal, y buque insignia de la cultura en Villacarrillo. Aquello le supuso ser vilipendiado políticamente en una injustísima campaña de desprestigio que le hizo pasar algunos de los peores momentos de su vida. El tiempo ha puesto las cosas en su sitio y su legado le pervive.
La enfermedad y la muerte le robó por unos días una esperada jubilación, y descubro un pequeño secreto: tan orgulloso estaba de la biblioteca, que para esa jubilación teníamos hablado su participación como voluntario diario con responsabilidades en la misma.
Como decía Machado, fue en el buen sentido de la palabra "bueno". La despedida con los mismos versos de la Elegía de Miguel Hernández:
A las aladas almas de las rosas,
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.