Hace un año que ha entrado en vigor las nuevas valoraciones catastrales en Villacarrillo. Un asunto que no ha decidido este Ayuntamiento, sino que viene marcado por ley, y es de obligado cumplimiento.
Las valoraciones ni siquiera las ha elaborado el Ayuntamiento, sino una empresa de ingeniería contratada por la Diputación Provincial a través del servicio catastral. Esa valoración se ha hecho en función de la propiedad: superficie, tipo de suelo (urbano, urbanizable,.....), localización, antigüedad, uso (comercial, vivienda, industrial, ...). Y se han actualizado los valores catastrales para acercarlos al precio de mercado. La depuración de errores ha sido lenta y costosa y aún persiste alguna incoherencia.
Las nuevas valoraciones hacen que los impuestos de bienes urbanos se incrementen según los casos en mayor o menor cuantía, lo que naturalmente ha producido reclamaciones. La transición entre el valor catastral antiguo y el nuevo se producirá progresivamente hasta completarse en 10 años.
Esto saca a colación un viejo debate sobre si financiar los servicios públicos con impuestos directos o indirectos. Básicamente un impuesto indirecto grava el consumo (los impuestos de la gasolina) donde todos pagamos igual por lo mismo (igual por el mismo litro de gasolina) y que pagamos a tocateja cuando adquirimos un producto; y el impuesto directo que grava la riqueza (la contribución urbana grava las propiedades inmobiliarias) que se abona sin consumir nada, lo que nunca deja de fastidiar, y progresivamente más cuanto más se tiene.
La diferencia no es baladí y tiene un trasfondo político e ideológico trascendente, los partidos conservadores apoyan los impuestos al consumo y los progresistas a la riqueza. Así el PP cuando el aboga por una bajada de impuestos, se refiere a los impuestos directos (I.R.P.F.), es decir rebajar los que son proporcionales a la riqueza para recaudar más con los indirectos, es decir, que paguen todos igual.
Yo, como socialdemócrata, no tengo duda de que lo justo es que pague más quien más tiene y que por tanto el peso entre impuestos directos e indirectos hay que descargarlo sobre los primeros. Los servicios públicos, las infraestructuras, la sanidad, la educación o las prestaciones sociales tienen que estar garantizados con ingresos suficientes.
Así con la contribución urbana cobra sentido que quien más propiedades (riqueza) tenga aporte más al erario público. Con los valores catastrales antiguos rasados a la baja la contribución de una pequeña casa era cercana a la de una mansión de 500 metros. Los nuevos valores catastrales dan a cada propiedad su valor y se aporta progresivamente en función de la riqueza.
Lo que no quita para que nos siga fastidiando cada vez que hay que pagar.
2 comentarios:
Tienes toda la razón, cuanto más rica es una persona más le interesa que los impuestos se paguen "todos por igual" por que proporiconalmente con su patrimonio salen muy beneficiados. A una persona que gane 10.000 euros al año pagar 500 euros en impuestos es el 5% de su sueldo, pero a una que gane 100.000 euros resulta el 0´5% de su sueldo, y si pagasen con una tarifa progresiva, como la de la renta, uno pagaría 200 y el otro 800 euros.
El discurso de bajar los impuestos directos es antisocial, injusto, agresivo con las clases medias y bajas, claramente lesivo para los trabajadores y si me apuras anticristiano.
Cómo puede ser que un solar pague de IBI mas que una casa completamente construida y equipada. Esas cosas si no se explican hacen pensar que hay una mala gestión.
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