sábado, 18 de julio de 2009

Carlo María Martini


A algunos sonará este nombre. Para refrescar la memoria, Carlo María Martini es el cardenal arzobispo de Milán, jesuita, ha sido papable y es un intelectual y gran teólogo de la Iglesia Católica. Recientemente se ha publicado la traducción de una entrevista que le realizó el diario italiano "La Repubblica" y que me ha sorprendido por lo inusualmente autocrítica, siendo como es, un personaje fuera de toda sospecha.

Para empezar habla el cardenal Martini de los problemas cuyo debate la Iglesia ya no puede aplazar: la actitud de la Iglesia hacia los divorciados, la elección y nombramiento de obispos, el celibato de los sacerdotes, el papel papel de los laicos católicos y la relación entre jerarquía eclesiástica y la política. Ya sólo esta contundente relación de problemas vistos desde la perspectiva del cardenal Martini habla de la revolución interna que puede suponer en la Iglesia. Son problemas actuales, a los que yo añadiría uno importante, en la línea que lo han hecho otras confesiones cristianas, el papel de la mujer en la Iglesia. Son problemas que la Iglesia ya ha tratado en distintas épocas de su historia y a los que la Iglesia dio también distintas soluciones.

Martini desliza en la entrevista la siguiente reflexión: "...quizá piensen que son buenos cristianos porque de vez en cuando van a misa y acercan a sus hijos a los sacramentos. Pero el cristiano no es eso, no es sólo eso.", "....la fe es importante si avanza junto a la caridad. Sin la caridad, la fe está ciega. Sin caridad no hay esperanza y no hay justicia". Y sigue hablando de que la caridad consiste en luchar contra la injusticia.

Defiende el cardenal un papel importante de los fieles en el gobierno de la Iglesia, como en otras épocas de la historia, y habla de que la escasa frecuencia de los sacramentos es un problema externo y no sustancial. Piensa que el concilio Vaticano II ha perdido parte de su impulso y de su enfrentarse y adaptarse a la sociedad moderna y a la ciencia.

Estas y otras consideraciones que desarrolla el cardenal Martini y otros teólogos de la Iglesia, me hacen pensar que fuera del monolitismo aparente de la jerarquía católica existen posiciones de acercamiento con la sociedad real, diversa y del siglo XXI.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede que este cardenal cercano a los problemas de la gente y sensible a los anacronismos de la Iglesia haya sido papable, pero la realidad ha ido en dirección contraria, y el Papa es el cardeenal Ratzinger, que dirigió la Congregación para la Doctirna de la Fe, heredera de la Santa Inquisición, que ha hecho campaña en África contra el preservativo, que se opone a la investigación con células madre, que prohibió hablar a teólogos de la altura intelectual, solvencia cristiana y compromiso social de Hans Küng y Leonardo Boff, que admite, cuando no alienta, la intromisión directa de los obispos españoles en política, y un largo etcétera.
Creo que la Iglesia -su jerarquía- no es que se haya separado de la realidad del mundo, es que actúa interactúa en ciertos asuntos para hacer un mundo peor.
Los cristianos de base están absolutamente apartados de cualquier decisión, las mujeres inexplicablemente discriminadas en el acceso al sacedorcio (como si fuese inferior), los sacerdotes afectivamente mutilados para una vida plena en matrimonio, los divorciados excluidos de los sacramentos, como apestados.
Definitivamente la Iglesia, en asuntos que no son de fe, camina por la sinrazón y la represión de su porpia gente.
Y que no se vea en este comentario más que el dolor de pertenecer por mi fe a una Iglesia tan reaccionaria en lo social.

Anónimo dijo...

Prueba de que la posición de este hombre no es la de la iglesia, es la actuacion de la Conferencia Episcopal Española. Unos obispos muy implicados políticamente con el PP y a veces con partidos más extremistas, y que ni siquiera son apercibidos o moderados por Roma. Y esto es malo para los católicos, el cristianismo no es eso.
Yo, siento profundamente mi fe, pero veo descorazonado la deriva de la iglesia con sus fieles que nos aleja de ella. La iglesia no puede ser un partido político, ni alimentar a ninguno, ni identificarse con ninguno, ni recomedar o vetar el voto a ninguno. La iglesia no puede oponerse a un método de lucha contra el SIDA, probadamente efectivo como el preservativo, pero a dónde vamos a llegar con esa mentalidad.
En la iglesia hace falta una profunda renovación, acercarse a las enseñanzas de Cristo y alejarse del politiqueo y del poder.
El otro día no puede reprimir mi rabia cuando leía que el cardenal Rouco estaba casando a la hija del Pocero, ese constructor multimillonario que ha dejado colgadas a miles de familias. De nuevo con los poderosos, ese no es el camino de la iglesia. Recordad las palabras de Jesús: mas difícil es que un rico entre en el reino de los cielos, que un camello por el ojo de una aguja. Y yo añadiría, y quienes cobijan a estos dentro de la iglesia.

Anónimo dijo...

A mi me da que estas posturas son antireligiosas. El Papa es el enviado de Dios en la Tierra y como tal habla en su nombre.
Esta no es una organización de abajo hacia arriba, sino de arriba hacia abajo, y todo el poder emana de Dios y de su representante en la Tierra. Ahora no nos vamos a poner a votar a los obispos.
Y si el Papa dice que no al preservativo, al aborto, al divorcio o a la investigación con células madre, pues habla en nombre de quien habla.
En cuanto a que las mujeres puedan ser curas, no lo contempla la doctrina de la Iglesia, pues tiene otras importantisimas funciones dentro de ella.
Creo que teneis muchos perjuicios con la Iglesia y que nadie os obliga a estar dentro si no estais de acuerdo con sus postulados.

Anónimo dijo...

Yo soy practicante habitual, lo que no quita para que tenga mis propias opiniones, y creo que si hay muchas cosas que deberian cambiarse o mejorarse.
No me parece bien que los curas se casen, porque a nadie le gustaria ver a la mujer del cura en bata y con rulos en la puerta de la iglesia. Pero ya en serio, creo que deben su vida a los demas en exclusiva y que la labor del cura es tan importante que no puede ser compartida, y que ofrecen su existencia a Dios.
Para lo que no encuentro problema es para que las mujeres puedan ser curas, pues tienen mas que demostrado que pueden hacer lo mismo que un hombre: fe, dedicacion, preparacion, celibato, obediencia, capacidad y otras virtudes que ofrecer a Dios.
En cuanto a lo que se ha comentado de los obispos si que creo qeu no deben meterse en politica, pues Dios no es de ningun partido, ni de ninguna ideologia, es de todos y de todo. Y yo votaré a quien me de la gana, digan lo que digan.

Anónimo dijo...

Aquí se está desvariando, la Iglesia es una organización jerárquica y supranacional, que tiene normas y leyes propias, fruto de siglos de evolución, pero afianzados en la doctrina de Jesucristo. La Iglesia es apolítica, pero perfectametne puede expresar sus opiniones sobre las leyes justas o injustas, y pedir a sus fieles que sean coherentes con sus principios. Y tiene la obligación de oponerse a cuanto vaya contra esa doctrina. El catolicismo no se puede quedarse en los templos, pues impregna todos los aspectos de la vida de sus seguidores. No impone nada a nadie, pues se pertenece a ella voluntariamente, pero nadie puede negar el arraigo en nustra sociedad, y que los pilares de nuestra tradición y nuestra historia descansan en raices critianas y católicas.
No se puede apartar a la Iglesia de la vida, de la sociedad, de las leyes, de la educación.
Hay un un frase para esto: algunos quieren eliminar a Dios de sus vidas, pero menos mal que Él es más generoso y jamás hará lo mismo.