miércoles, 1 de abril de 2009

El precio del aceite en caida libre: conclusiones

En Villacarrillo, y por extensión en la provincia, vivimos nuestra particular crisis. En alguna ocasión he comentado que nuestra microeconomía no tenía una dependencia directa de la economía nacional, y que en años de bonanza económica generalizada, como el 2005, nos fue rematadamente mal, y viceversa. La razón es que dependemos más de la cosecha que de otro factor. Hasta ahora, porque esa relación era cierta en tanto el precio del aceite se mantenía sobre un umbral mínimo.
En años de vacas gordas se escuchaban voces que alertaban de que el sistema era un gigante con los pies de barro. Es más, todos estábamos de acuerdo en que el valor añadido y la estabilidad vendrían de la mano de la calidad, la comercialización, la profesionalización y la unidad del sector. Ahora que es verdad que ha llegado el lobo nos echamos las manos a la cabeza y los agoreros de siempre sueltan el tan socorrido como improductivo "ya os lo decía yo".
Primera conclusión, parte importante de la culpa de la crisis del sector es del propio sector. Y hay que asumirlo y superarlo, porque ya no vale echarle las culpas a Italia de que se lleven nuestro aceite para venderlo más caro. Todos los cooperativistas eran conscientes del futuro, todas las juntas directivas de las cooperativas sabían que esto llegaría más temprano o más tarde, y aún así todos dormitabamos mientras las cosas iban bien.
Pero es que ni con palos aprendemos. No es de recibo que durante estas semanas cada organización sindical haga la guerra por su cuenta convocando manifestaciones cada cual por su sitio y con sus afines. Si ni siquiera somos capaces de ponernos de acuerdo en convocar una manifestación que no compromete a nada, ¿de dónde van a salir los acuerdos para reflotar el sector?
El diagnóstico es compartido, el precio cae por el desequilibrio entre la atomización del productor y la concentración del comercializador. Cientos y cientos de cooperativas venden porque necesitan liquidez y por miedo a la escalada bajista de los precios, lo que aporvechan los pocos y poderosos grupos comercializadores para pagar cada vez menos. Las llamadas a la unidad y la retención del aceite para subir los precios, no han tenido éxito, como muestran las cifras de ventas de estos primeros meses, por debajo pero cercanas a las de 2008.
Los movimientos que se están produciendo para concentrar las ventas de las cooperativas en dos grupos son imprescindibles. La intervención de la Comunidad Europea primando el almacenamiento privado, sería deseable, pero parece alejarse esa posibilidad. La intervención de la administración para evitar el llamado "dumping", esto es, vender por debajo de costo, como vienen haciendo algunas grandes cadenas no estaría fuera de lugar. Pero también a nivel de cooperativa hay camino por recorrer. Hasta ahora la oportunidad de la venta del aceite se decide más por intuición que por conocimiento, y se arriesga el patrimonio de los agricultores al buen ojo del presidente o la junta directiva, que con mucho voluntarismo se mueven en un terreno, el de la comercialización, que por lo general les es ajeno. Habría que tomar en consideración la figura de un gerente que, con conocimientos del mercado, trabajase con datos y con profesionalidad, sería un dinero bien rentabilizado. Aunque sospecho que ese gasto tendría una fuerte oposición entre algunos agricultores que siguen pensando que "el buen paño, en el arca se vende".
Está en puertas del Parlamento Andaluz la Ley del Olivar en la que se depositan no pocas esperanzas. Pero aun así, o cambiamos de mentalidad, y rápido, o nos las van a dar todas en el mismo carrillo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Le pides peras al olmo, pues conseguir que una asamblea de cooperativa apruebe dinero para pagar un gerente quitandole algo a la liquidación sería como para sacar el santo en procesión.
Somos como somos y eso incluye que no haya quien nos saque un euro ni con tenazas.
Que lo vamos a pagar caro es de cajón, y en unos años vamos a tener que regalar las olivas.

De vez en cuando la vida dijo...

Has tocado el tema de la profesionalización y la calidad, dos cuestiones fundamentales para el sector. Resulta curioso que siendo la provincia de Jaén la primera productora de aceite de oliva, en la última edición de los Premios “Los Mejores Aceites Españoles” que concede anualmente el MAPA haya habido tan sólo un premiado de Jaén, Potosí 10 S.A, pertenece a la D.O. Sierra de Segura, entidad pionera en establecer la calidad como seña de identidad de sus aceites y un gran esfuerzo en comercialización, el resto de premiados son de Córdoba, Antequera, Tarragona....
En mi opinión los agricultores deberían dedicarse a la producción, pero a una producción basada en la calidad del fruto que cultivan y no en la cantidad de fruto que recogen. Aplicar los fitosanitarios como es debido (en su momento y dosis oportunas, respetando los tiempos y los productos autorizados), recoger el fruto como es debido( separación de suelo y vuelo, sin machacar las aceitunas ..etc) y hasta aquí su trabajo ha terminado.
Las cooperativas dedicarse a la extracción del aceite, con personal cualificado para ello. Si la extracción se realiza en frío, a menos de 25º, con aceitunas recogidas en buenas condiciones tenemos asegurada una buena calidad del producto, pero si en la extracción subimos la temperatura a 30º no garantizalos calidad pero sacaremos mas cantidad de aceite. Y esto Sres. ocurre con frecuencia.
Y la comercialización en manos de un Gerente, en manos profesionales. Pero, todo esto tiene un coste para el agricultor y para la Cooperativa, costes que en ningún caso quieren asumir.
Los olivos no creo que se arranquen lo que si que ocurrirá es que algunos no tendrán los beneficios de antes, no se harán casas tan ostentosas, ni cocheras tan grandes, quizás los tractores no los cambien tan a menudo y si compran alguno será un poco mas modesto, los 4X4 para el campo no serán los de gama alta( audi, mercedes,,,). Eso si, pedirán que el Gobierno les subvencione las pérdidas.