jueves, 18 de diciembre de 2008

Decálogo del buen político (II)

Resulta frecuente encontrar quienes asignan todos los defectos imaginables, cuando no acusaciones delictivas, a los políticos locales, mirando con derrotismo lo de dentro y con exagerada e irreal condescendencia lo ajeno. Bastaría que contrastasen su opinión con cualquier ciudadano del pueblo que admiran para comprobar que ni unos son demonios ni otros son ángeles.

El decálogo continúa así:
3.- Un político necesita información solvente. Inmersos en un mundo de intereses cruzados, la información que aportan los agentes es casi siempre parcial e interesada, cuando no sesgada o falseada. Es bueno escuchar a todas las partes, pero hay que asesorarse por expertos imparciales, frecuentemente técnicos. Que no son para suplantar las decisiones de un político, sino para conocer los riesgos y asumirlos o buscar alternativas.
4.- El político debe buscar ser eficiente. Que entre la decisión de ejecutar un propósito y los medios para conseguirlo haya un camino con posibilidades de ser recorrido. Jamás perseguir objetivos para los que no se dispone de medios.
5.- A un político no le debe asustar innovar, pero sin desperdiciar la experiencia. La valentía es una virtud democrática, es la capacidad de decidir y de asumir responsabilidades, y que no debe confundirse con la imprudencia. La paralización, la comodidad de no intervenir y no arriesgarse es una forma camuflada de vasallaje, una renuncia a sentirnos dueños de nuestros destinos.
6.- El buen político es decidido. La política necesita carácter, aun sabiendo que decidir conlleva riesgos, costes y pérdidas. Y en ocasiones la decisión resulta especialmente difícil porque hay que plantarse ante los correligionarios. Difícil, pero necesaria y aún democráticamente higiénica.
7.- El político debe ser prudente. Los conflictos no se arreglan con la mera voluntad y a veces ni tan siquiera con criterios de justicia. En la vida nada es blanco o negro y en cuestiones políticas hay que acostumbrase a muchos tonos de grises y a aceptar éxitos parciales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me sorprende y me alegra encontrar en Villacarrillo a alguien que ve más allá de del vivir y gobernar el día a día, que reflexiona con coherencia y certeza, aunque no comparto algunas ideas, y que además tiene la valentía de contarlo sabiendo que le puede traer problemas. Espero poder seguir leyendo este blog y te animo a que continues publicando.

Anónimo dijo...

¿Es que alguien conoce algún político así?