viernes, 6 de febrero de 2009

Nunca llueve a gusto de todos

La buena temporada de lluvias tiene aspectos positivos innegables, llena nuestros pantanos, limpia la atmósfera y las calles y beneficia al campo.

De los negativos algunos son evidentes, el retraso en la recogida de la cosecha, con todas las consecuencias sobre la producción (que ya se cifra en reducciones del 20%) y el rendimiento y colateralmente un desastre para los temporeros. No se puede aguantar un mes sin ingreso alguno, y en algunos casos familias enteras están dependiendo de los servicios sociales. Los empresarios son cada vez más reticentes a adelantar demasiado dinero por el riesgo que les supone, aunque la mayoría lo está haciendo. El problema se agrava con cada día que pasa, algunos ya se han marchado ante la perspectiva de tener más gastos que ingresos y algunos otros prefieren asegurarse la campaña de la fresa.
Los jornaleros locales también sufren las consecuencias, a menor cosecha menos jornales y peores condiciones de trabajo, además de más dificultad para reunir los jornales necesarios para el subsidio.

Para el ayuntamiento sólo son problemas. Aumento de los accidentes de circulación, esporádicas inundaciones de sótanos, bajos o locales, desbordamiento de la red de recogida por insuficiencia en algunos puntos, que afortunadamente cada vez son menos por la progresiva sustitución de la misma, y podemos recordar las que se producían con cada lluvia importante en Ministro Benavides, Méndez Nuñez, calle Guadalquivir, puntos de la calle Feria, y bastantes otros. Por otra parte, cortes discontinuos en las obras municipales en ejecución, Paseo, Plaza de los Caños, Velázquez, con un alto coste en obra y en personal. Y una más, el arrastre de materiales de construcción con consecuencias sobre la calzada y por ende sobre el tráfico y la seguridad vial. Así se da el caso de que la zanja para la nueva tubería de recogida de aguas residuales que va a la depuradora y que pasa por García Lorca y cruza Gómez de Llano, aun cerrada con tierra, es fuente de continuos problemas, con la circunstancia de que no se puede acabar con aglomerado por la lluvia y la necesidad de una temperatura mínima para fraguar.

Y una última y trágica consecuencia, la lluvia ha venido acompañada de bajas temperaturas con graves repercusiones en la salud de las personas mayores que mayoritariamente padecen afecciones respiratorias. La mortalidad de este mes de diciembre ha sido la más alta en los últimos 20 años.

Cuando muchos ven llover, se relajan con el sonido de la lluvia, pero yo sinceramente, cuando escucho llover me pongo a temblar.

No hay comentarios: